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Cuando estaba luchando por encontrar satisfacción profesional, las cosas dieron un giro inesperado al dejar de pensar en mi camino y, en su lugar, forjar uno nuevo. Fraguar un camino desordenado requiere muchas agallas y humildad. Significa pedir ayuda. Incluso puede suponer un montón de falsos comienzos. No estoy hablando necesariamente de empezar un nuevo pasatiempo o renunciar a tu trabajo (aunque podría), me refiero a sobrepasar los límites que has evitado los últimos 10 años. Las cosas que has puesto en segundo plano debido a la vergüenza y el miedo. Uno de mis límites era pedir ayuda, recuperar mi agenda de contactos llena de polvo, y hacer algunas llamadas a viejos conocidos. Mirando atrás, no hubiera empezado mi ambicioso camino profesional sin esa vieja agenda.


Hoy en día, las conexiones en línea son cada vez más ‘superficiales’. ¿Cómo establecer redes de contactos sólidas en una sociedad que se alimenta de hashtags, likes y followers, donde el teléfono va quedando obsoleto? Debemos asumir que gran parte de las empresas tienen presencia en plataformas como Instagram, y el cartelismo de 1896 ahora tiene
nombre de influencer. Como dijo el filósofo Descartes: “Pienso, luego existo”, bien, la versión millenial seria “Tengo Instagram, luego existo”. Esta es nuestra realidad actual, renovarse o morir.


¿Y qué papel tienen las empresas en todo esto?
El mundo profesional se adapta a los cambios tecnológicos pero, ¿cómo afecta la cortina de humo de las redes sociales a la hora de consolidar una agenda de contactos? Los contactos ahora son followers, esto implica una deshumanización que dificulta asentar vínculos profesionales. Aparentemente, tenemos acceso a una gran cantidad de información sobre quién seguimos online, pero no contamos con su número de teléfono.

¿Qué porvenir profesional les espera a los entrepreneurs del futuro? Estos contactos fantasma son una quimera que puede esfumarse en cualquier instante, sin embargo, es nuestro turno; adaptarse a la nueva realidad es responsabilidad de todos los profesionales. De momento, conservaré mi vieja agenda, por si acaso.

Natàlia Segura