[Candidato] Me llamo Gerard, soy ingeniero de software y tengo 26 años por lo que
todos se empeñan en colocarme en la generación Z. No digo que no sea un Z porque
comulgo con muchos de sus postulados, pero me niego a que me encasillen en un
grupo estándar en el que todos nos movemos por lo mismo: yo tengo mi identidad,
mis gustos y mis objetivos, y busco una empresa en que respeten mis peculiaridades
durante el tiempo que sea, que dependerá de lo a gusto que esté en la empresa y de
cómo evolucione mi proyecto vital. Me he postulado para un trabajo en una empresa
grande, un curro chulo, porque me estoy aburriendo ahora. Supongo que pagarán
bien pero me da un poco de pereza empezar todo este proceso de selección otra vez;
lo hice hace diez meses, y los diez días se me hicieron eternos.
[Reclutador Empresa Grande] Me llamo Íñigo, soy el experto en Atracción de
Talento de la Empresa Grande y tengo más de veinte años de experiencia en el
campo; me aburre toda esa discusión cuasi teológica sobre las generaciones, solo
me interesa atraer a esos talentos jóvenes (en 5 años el 30% de la masa laboral
serán Z’s), fichar a los mejores aun sabiendo que la rotación con algunos de ellos es
alta, bestial dice mi amado jefe mientras me taladra con esa mirada que te hace sentir
culpable hasta de la muerte de Manolete. Ahora mismo estoy buscando un ingeniero
de software, un desarrollador Full Stack (¿qué será?), con conocimientos de Java y
Angular, y experiencia en Spring y bases de datos relacionales, y APIs RESTful. Me
ha llegado el CV de un tal Gerard, prometedor, pero tengo mis reservas porque me
está colando alguna mentirijilla: ¿cómo puede saber tanto de todo eso con la edad
que tiene? ¿Y por qué se va a cambiar en menos de un año? Me da igual, el caso es
que venga si es bueno.
[Candidato] Me han contactado de la Empresa Grande. El inicio no es muy
prometedor: han tardado dos días, o sea que cuatro o cinco empresas a las que
también me postulé les han adelantado por la derecha. Me ha llamado un tal Íñigo
intentando hacerse el colega cuando en realidad debe ser un cincuentón barrigudo y
conservador. Hemos tenido las primeras diferencias cuando le he dicho que el
cuestionario de aplicación no es user friend, interminable, una pérdida de tiempo.
Ahora me pide las certificaciones del GPA: pues lo tiene claro, que lo calcule él o que
me olvide. Y me ha soltado un rollo tremendo sobre valores, cultura, desarrollo y no
sé qué más; menos mal que tenía el móvil y he jugado una partidilla de LoL mientras.
¡Qué pereza me da todo esto!
[Reclutador] He contactado con el candidato Gerard. Yo creo que ha ido muy bien,
diría que hemos conectado y que le he sabido transmitir los valores de la empresa, el
potencial de crecimiento de la compañía y sus posibilidades de desarrollo; ha estado
muy interesado, no muy comunicativo pero ya sabemos como son estos freakies.
Intentamos hacer procesos de selección más rápidos y menos profundos de los que
hacíamos antes; ahora todo es bastante superficial, una moneda lanzada al aire en
algunos casos. Y muchos candidatos no ayudan: me ha dicho que calcule yo el GPA,
que él no tiene las notas de la carrera, y que no va a hacer pruebas técnicas porque
podemos encontrar en GitHub los códigos que ha escrito y que con eso podemos
evaluar la calidad de sus desarrollos. Tengo dos problemas: entender qué es eso de
GitHub y conseguir que haga las pruebas y un panel de entrevistas; la jefa de Talent
Attraction de Europa me ha dicho que los candidatos bajan la valoración de la
empresa si tienen que hacer más de dos entrevistas, pero yo tengo que satisfacer a
algunos clientes internos y evaluar lo que sabe Gerard si se niega a hacer las
pruebas. Puedo saltarme lo del GPA pero dudo que pueda obviar esta parte.
[Candidato] ¡Pero que plasta que es el tal Íñigo! Entiendo que es su trabajo y lo
respeto, pero tiene que darse cuenta de que no puede obligarme a hacer un test de
conocimientos y pasar ¡cuatro! entrevistas, y encima quiere que las dos últimas sean
presenciales. Le he pedido que las compacte, y que lo de visitar el sitio está bien,
pero que no se flipen porque a mí no me verán mucho el pelo por allí: yo voy a
trabajar en remoto, ya se pueden ir olvidando de ese rollo de 3 días presenciales y 2
de teletrabajo. No me molan las entrevistas pero me he maqueado un poco con mi
hoodie de Nude Project y arreglado la barba; creo que no les ha gustado. Sin
embargo, a mí me ha gustado la empresa: veo potencial para desarrollar proyectos
interesantes y parece que el de IT sabe, lo cual no le exime de ser un capullo que
quiere obligarme a ir tres días por semana con los rollos del equipo, etc. Lo tiene
claro.
[Reclutador] Por un momento he creído que se iba todo al traste. La verdad es que
el candidato Gerard es peculiar, como todos; a ver cómo lo encajamos. Cuando nos
hemos conectado estaba en una especie de zulo, con una sudadera (menos mal que
no llevaba la capucha puesta) y mal afeitado; he pensado que nuestro director de IT
se iba a levantar, pero luego han comenzado a hablar de temas técnicos y he visto
buenas vibraciones entre ambos, tengo esperanzas. A ver cómo los convenzo de
darle más flexibilidad porque vive a 120 km de aquí y no se va a mudar; además creo
que ya hemos hecho alguna excepción con otros, habrá que encontrar un punto
medio. Tampoco le ha gustado el horario: él vive en una granja y sus animales tienen
unos hábitos que hay que respetar, lo cual implica que trabajará a horas poco
habituales; esto choca otra vez con las normas del Jefe Supremo, profeta del
presencialismo, pero seguro que podemos llegar a un arreglo para que una parte de
la jornada semanal coincida con la de compañeros y clientes. Gerard dice que él
trabaja y da resultados de calidad, independientemente de la cantidad de horas.
[Reclutador] Hay que reconocer que Gerard tiene bemoles. Ha venido con la misma
sudadera de la reunión de Teams, y unos pantalones que cabe un niño de siete años
en cada pernera, pero con una actitud positiva, majo chico, creo que caerá bien.
Incluso sabía que hemos comprobado su huella digital y lo ve normal. Sabe que
vamos a hacer esfuerzos en la flexibilidad y el horario, y creo que lo valora
positivamente, lo he visto bastante proclive incluso antes de hablarle de condiciones
económicas y beneficios; no hemos podido dedicarle tiempo de calidad a ese tema
porque ha comenzado a desgranar preguntas como una metralleta, y algunas nos
han cogido a contrapié: ¿Cómo alineamos nuestros objetivos con los de la agenda de
sostenibilidad de la Unión Europea? ¿Cuánto hemos gastado en diversidad en el
último año? ¿Por qué no dimos permiso a los empleados para ir a colaborar en la
catástrofe de Valencia? ¿Cómo nos aseguramos de que su software o el de sus
compañeros no va a ser utilizado por empresas que sirvan al estado sionista que está
cometiendo un genocidio en Palestina? Ahora no sabemos cómo seguir: el candidato
es bueno, y probablemente llegaríamos a una solución con la flexibilidad, pero la
actitud tan dogmática en los otros temas nos hace dudar; yo creo que tiene que ver
con la autoafirmación y forma parte de la evolución de la sociedad en la dirección
correcta, pero mis directores lo ven como un caballo de Troya. Creo que no hay para
tanto.
Querido lector, ¿qué harías tú? ¿Le ofertarías? ¿Aceptaría él? Especulativo,
dirían en los juicios. Pero estarás de acuerdo conmigo en que estamos virando rápido
a una realidad en que no todos estamos cómodos. Y asume también que vais a
cambiar dogmas escritos en piedra. Necesitas a Gerard.