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En esta nueva entrega de Lead with clarity, charlamos con Oscar Alcoberro, sobre el último año en el campo de la dirección de personas.

¿Cómo ha cambiado la percepción sobre el Departamento de Personas en tu empresa el último año?

Creo que hemos demostrado nuestra capacidad para contribuir a estabilizar el barco emocional del equipo en un clima de tensión social e incertidumbre general máxima, como es la gestión en tiempos de pandemia mundial. Quizás ahora ya nos queda lejos.. pero al inicio, la desinformación y la incertidumbre de la situación amenazaba con la parálisis, o peor, con empezar a correr sin sentido. Desde el departamento de Personas hemos aportado iniciativas para mantener el equipo unido, alternativas, soluciones, protocolos y planes para pasar del caos a la acción, con una implementación ágil, generando sensación de control y sin dejar de acompañar emocionalmente a la gente. Esto ha hecho que el área de Personas sea un valor al alza, claramente reconocido por la organización.


¿Qué crees que debe aportar hoy la Dirección de Personas al Comité de Dirección?

La Dirección de Personas debe guiar la empresa hasta convertirla en una compañía memorable y cada vez más rentable, esto es, sostenible. Debemos procurar un marco en el que los mejores profesionales quieran venir a disfrutar trabajando juntos el tiempo que lo deseen, asegurándoles la mejor intersección entre el lugar en el que pueden explotar su talento y maximizar su rendimiento y el lugar en el que son más necesarios para la compañía.  La Dirección de Personas debe trabajar para que la empresa ofrezca la mejor Propuesta de Valor para sus colaboradores, que genere la mejor experiencia de empleado posible. Sin duda, ello sirve también como marca para atraer a los mejores, quiénes pueden hacer que la empresa se convierta en un lugar todavía mejor para desarrollarse y divertirse.  


¿Cuáles son las 3 competencias que más valoras en la selección de un Directivo para tu Empresa?

  • La capacidad para trasladar serenidad, de “destensionar”, de trasladar calma. De mostrar “temple” o “empaque”, si me dejas decirlo así. El no dejarse llevar por la tensión o la incertidumbre del momento.
  • La capacidad de relativizar. De contextualizar. De ofrecer una mirada a largo plazo como contrapunto a la tendencia al cortoplacismo a la que te empujan las situaciones de tensión/incertidumbre.
  • La capacidad de no precipitarse.


A nivel personal y profesional, ¿qué has aprendido durante estos meses?

A relativizar. A vivir con mayor liviandad y a darle la importancia justa a cada cosa, valorando más lo esencial y estando más con quién más se lo merece. También me he cuestionado más a menudo de qué va esto de la vida y he adquirido mucha más consciencia de nuestra fragilidad: nunca deberíamos creernos mucho lo que pone en nuestra tarjeta de visita.