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Hay una cuña radiofónica en la radio de Tarragona que repite una célebre frase de William James, filósofo y psicólogo estadounidense fallecido a principio del siglo XX, y que reza así: “El pesimismo conduce a la debilidad, el optimismo al poder”.

Imposible no estar de acuerdo y repetírsela cada mañana como un chute de vitaminas y jalea real. Pero puestos a buscar frases célebres que creen una contradicción no puedo obviar otra célebre de Voltaire: “El optimismo es la locura de insistir en que todo está bien cuando somos desgraciados”. Pues igual tiene razón también, como esos que insisten en que el pesimista no es más que un optimista bien informado.

La realidad a la que nos enfrentamos es la misma pero el estado de ánimo con que lo afrontemos puede marcar la diferencia, y justo de eso es de lo que se trata; ahora solo falta sustanciarlo y usar la parte racional de nuestro cerebro para encontrar razones que actúen cual endorfinas. Vamos a ello.

Kiko Llaneras, autodefinido como periodista de datos en El País, publica una relación de razones para el optimismo, 43 en su caso, aunque seguro que hay más (Gracias, Toni Solé, por compartirla y obligar a la reflexión). Os recomiendo una lectura cuidadosa porque cada una de ellas está fundamentada en datos macro muy sesudamente analizados buscando tendencias. Muchos de ellos los tenemos tan interiorizados que no nos damos cuenta del éxito que suponen, pero los que tenemos una cierta edad somos muy conscientes de su evolución; os dejo unos titulares:

  • En 2023 la COVID desapareció de la lista de las diez enfermedades más mortales cuando había sido la primera en los años anteriores
  • Se ha dado luz verde a la primera terapia CRISPR de edición de ADN, una herramienta increíble. Os recomiendo leer la biografía de Jennifer Doudna, Nobel de Química 2020, escrita por Walter Isaacson, nunca decepciona, y titulada “El código de la vida”.
  • El PIB mundial se ha doblado en lo que llevamos de siglo
  • En ese mismo periodo se han doblado los universitarios
  • La inteligencia artificial generativa continúa con sus avances asombrosos. Una de ellas ha sido batir los modelos de cálculo numérico del ECMWF (Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio)
  • Los fármacos contra el VIH han evitado 21 millones de muertes desde 1996
  • Liberar mosquitos infectados con bacterias frenó el dengue en tres ciudades colombianas
  • En los últimos 15 años China (el ogro del cambio climático) multiplicó por tres sus renovables hasta un notable 18% de su consumo de energía. Os animo a que miréis donde están otros países en esa lista, igual os sorprendéis
  • España generó la mitad de su electricidad con fuentes renovables
  • El mundo ha doblado la capacidad instalada de energía solar en cuatro años
  • La capa de ozono se recuperará por completo
  • La mortalidad infantil en el mundo es un 4% (0,5% en España) cuando era del 25% hace menos de 75 años

Os recomiendo la lectura completa del artículo porque aporta la web de donde extrae los datos; imprescindible una visita detallada al Happiness Report que sustenta su afirmación de que la pandemia nos ha hecho más altruistas.

Cuando lo hayáis hecho os uniréis al coro triunfalista que hemos decretado el estado de optimismo universal general del que solo podemos ir a mejor. No quiero subestimaros porque todos somos conscientes de que hay otros indicadores que incitan al pesimismo y que habrá que doblegar para que el año próximo aparezcan en la estadística de Kiko, algunos de ellos de consecuencias impredecibles.

Como soy vago pero inquieto le he pedido a ChatGPT que me diese 10 razones para ser optimista y otras tantas para ser pesimista; me centro en las segundas porque las primeras serían redundantes con las que he detallado anteriormente. Y aquí hay tantos grados de incertidumbre que su sola lectura provoca irremisiblemente una visita al bar: nuevas pandemias, crisis climática (a nivel micro ¿nos preocupa la sequía en Cataluña?), tensiones geopolíticas con o sin armas nucleares, crisis humanitarias, falta de recursos (no solo litio, níquel o fósforo sino otros más básicos como agua o superficie agrícola), la desinformación o las desigualdades sociales que crean polarización (palabra del año 2023 según la RAE, ¿por qué será?).

Bueno, no nos alarmemos que eso es nivel macro, sobre el que tenemos menos control, pero su impacto puede ser mayor. Me he venido arriba y le he pedido a mi fuente que las coloque en una matriz riesgo – impacto potencial… ¡y lo ha hecho! Y tengo que admitir además que con cierto sentido.

Es un ejercicio interesante que no voy a reproducir porque no espero que me lean lejos, pero sí me he permitido el lujo de atornillarle con la petición de que descienda un nivel más y lo aplique a España, y aquí el cuadro ya empieza a tener el trazo más fino; comenzamos por las que alientan el optimismo:

  1. Recuperación económica:
  2. Turismo
  3. Inversiones en energías renovables
  4. Desarrollo tecnológico
  5. Vacunación (recordad esto para más adelante)
  6. Fondos de recuperación de la UE
  7. Avances en la educación digital
  8. Cultura emprendedora
  9. Conciencia ambiental
  10. Infraestructura de transporte

Y ahora las que más nos deben preocupar:

  1. Desempleo
  2. Endeudamiento público
  3. Sector turístico vulnerable
  4. Desigualdades sociales
  5. Política regional y separatismo
  6. Envejecimiento de la población
  7. Debilidad del sistema financiero
  8. Impacto ambiental y cambio climático
  9. Corrupción
  10. Inestabilidad política

No sé si os pasa lo mismo que a mí, pero creo que la lista, con algún chirrido, es bastante razonable y un marco de trabajo realista para el país en 2024 y siguientes. ¿Por qué he destacado la vacunación cuando ya es un hecho más que conseguido? Porque no quiero seguir haciéndome trampas al solitario: la última actualización de ChatGPT3.5 es de 2022, o sea que no ha aprendido suficiente de los hechos posteriores y no es capaz de afinar en su pronóstico.

Pues menos mal, porque si lo releéis veréis un grado de acierto grande; a ver si la IA fue capaz de prever el resultado electoral, la formación del gobierno y las medidas de este, incluidas las de la vicepresidenta segunda, que nos van a dar para muchas columnas a los escribidores.

Más allá del comentario ventajista, quedémonos con las coincidencias que aparecerían en una lista actualizada y sobre las que sí tenemos impacto como país y como empresarios; es ahí donde el tono optimista nos va a ayudar a generar ese círculo virtuoso, positivo, en el que vamos a invertir, a crear empleo, a recuperar la economía, a pelear sin bajar los brazos para que los embates de la geopolítica y la macroeconomía, que se producirán, nos pille en el modo adecuado y dejemos las profecías que se auto cumplen para la siguiente cena de Nochebuena con tu cuñado.

Ya veo que la sangre necesaria para el riego habitual de mi cerebro ha sido sabiamente dedicada a solucionar la dispepsia por los atracones navideños; como consecuencia, abandono otro artículo en modo ligero y sin una conclusión clara.

Espero que te haya ayudado a reflexionar y que te unas a mi bando: yo soy de los positivos, de los optimistas, de los de vamos a ganar, de los que quieren crear una onda creciente, y de los que me curo las cornadas – que siempre llegan –  con auto sutura y, en los casos graves, unas gotas de Betadine. Y a currar para que cuando llegue la inspiración me encuentre trabajando, qué grande Picasso.